Aunque seas joven y ahora mismo tengas una vida sexual saludable, a medida que el tiempo pase y envejezcas es casi inevitable la aparición de la impotencia y la disfunción eréctil. Te costará lograr y mantener una erección, o tardarás más de lo que tardabas antes, o puede que tu erección no sea tan firme y consistente como lo era antes.
Lo primero que hay que recomendar, es que consultes con un médico o especialista. A veces estos síntomas pueden venir asociados con otras enfermedades. También háblalo con tu pareja. Cuéntale cómo te sientes para que pueda entender por lo que estás pasando. Pero recuerda siempre que el sexo no es todo anal y no todo tiene que girar alrededor de un pene (o un par de penes) erectos y duros.

Las soluciones para la impotencia, además de pasar por la consulta de un especialista, se tratan de llevar un vida saludable. Tienes que seguir una buena alimentación. Comer bien, equilibradamente, con frutas y verduras y una dieta sana en general, ayuda a tu cuerpo. También has de evitar el estrés. Tómate las cosas y la vida con calma y organízate bien para no agobiarte y que el estrés no se apodere de tu vida.
Junto a una dieta sana y una vida sin estrés, haz deporte y cuídate. No es necesario que te mates en el gimnasio, levantando pesas y haciendo abdominales compulsivamente, pero sí que hagas un poco de ejercicio. Si el gimnasio convencional no te gusta, ¿has pensado en apuntarte a yoga? ¿O quizás hacer ciclismo? ¿Puede que un poco de running o de natación? Hay muchos deportes y alguno encontrarás que se adapte a tus gustos. Por supuesto, también es importante erradicar de tu vida el tabaco, el alcohol y las drogas.