Creo que la mayoría podemos coincidir en que formar una pareja pareciera lo más complicado del mundo, seguro pasamos de una frustración a otra porque simplemente no fluye, no coincide, no funciona, y aunque no lo crean, en realidad, todo puede ser mucho más fácil de lo que parece.

La mayoría de las frustraciones en el amor parten de las expectativas, uno espera una cosa, el otro espera otra cosa, y cada quién espera sus cosas, pero no lo comunican, y peor aún, no se aplican para ofrecer y ser aquello que esperan de la otra persona.

Suena muy básico, sé que no lo es, pero tampoco es complicado, primero que nada se tiene que tener muy claro lo que se busca, no puedes comunicar aquello que no sabes, y menos aún, no puedes ofrecer aquello que no sabes que buscas. Entonces si no sabes que quieres, estás perdido en el arte del amor y las relaciones.

Partiendo de que si sabes que buscas, entonces tu labor es simple, comunícalo y trabaja en ser tú mismo aquello que buscas. Solemos pensar que esas cosas no se hablan y que tienen que fluir solas como si fuera magia, eso solo sucede en las películas de Hollywood, uno tiene que ser asertivo en comunicar lo que buscas, quieres y esperas de la otra persona, nadie está obligado a dártelo, pero si tienes suerte y la otra persona también sabe lo que quiere, y sabe comunicártelo, tendrás muchas más probabilidades de éxito.

Sin embargo, no es suficiente con saber lo que quieres y comunicarlo, tienes que ser congruente con ello para que la fórmula funcione, tienes que ser tú esa persona que buscas, tienes que hacer esas cosas que quieres que hagan contigo. La congruencia dará certidumbre y seguridad a la relación, algo que creo que podemos todos estar de acuerdo es algo fundamental para todo tipo de relación.

Está claro que el juego del amor se juega entre dos, y que para que esto que en realidad no es tan complicado, funcione, es el resultado de lo que las dos partes hagan, y como no puedes de ninguna manera controlar lo que la otra persona haga o deje de hacer, debes enfocarte en ti, en tú estar listo para que cuando la vida, el karma, el destino, o como quieras llamarlo, te presente al jugador indicado, estés al mismo al nivel y tengan el mejor partido de su vida.

¡Mucha suerte!… y ¡aplícate!